Nos enfrentamos al desafío de concebir un hogar donde la cocina se erige como el epicentro de todas las experiencias. Los clientes, restauradores de profesión, han convertido su vivienda, una casa blanca inundada de luz, en un espacio donde la cocina despliega su magia como núcleo central.
Desde las texturas hasta los acabados, cada elemento refleja la personalidad de los propietarios, quienes han aportado su esencia a través de objetos recolectados en sus viajes y experiencias relacionadas con su mundo gastronómico.
La casa se transforma en un testimonio tangible de la pasión por la restauración y la dedicación a la creación de ambientes que trascienden lo convencional. La interco- nexión entre diseño y funcionalidad se manifiesta de manera calmada pero evidente.
Dimos vida a un espacio donde la cocina no solo alimenta el cuerpo, sino que también nutre el alma de quienes la llaman hogar.